Visita inesperada

Con atuendo casero, toalla en la cabeza cual turbante, estoy tendiendo la ropa cuando llaman al timbre. "Mierda" pienso, y voy hacia la puerta dispuesta a abrir, por si es algún vecino con un asunto de máxima urgencia ("¡inocente!"). Miro por la mirilla primero por si acaso, "estúpida, ahora ya saben que estás y tendrás que abrir sí o sí", "ya pero por lo menos me da unas milésimas de segundo para imaginarme quién es y preparar el ataque, o la defensa, según"...
Dos tipos, mayores de cuarenta, con camisa y corbata, sin americana, ya se nota el calor... con carpetitas negras. Uyuyuy. "¡Ves! Ya no tienes escapatoria, ¡por mirar! ¿Qué esperabas? ¿La cabecita despeinada de la vecina de arriba?". Abro.

- Hola buenos días, mire estamos pasando por todos los vecinos informando sobre La Verdad. ¿Le gustaría saber más sobre Dios?
- Lo siento pero no me interesa, muchas gracias. (intento cerrar la puerta)
- Perdone, ¿es usted creyente?
- Tengo mis propias creencias, muchas gracias.
- Ya, lo que pasa es que a veces, nos estancamos en lo que creemos y no nos preocupamos en investigar La Verdad.
- Ya, pero yo ahora no puedo, ya investigaré cuando tenga tiempo, muchas gracias.
- De nada, tome, léase este folletito e investigue y compárelo con la Biblia.
- Buenos días.

... Todavía es lunes...

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